La volatilidad del fútbol empata en Anoeta

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La Real Sociedad dominó gran parte de la primera mitad, pero el Rayo Vallecano remontó y sólo un gol de Willian José en el tramo final pudo poner el empate definitivo

Hay un factor inherente al fútbol que es difícil de explicar: su volatilidad. Es lo que convierte a un partido en algo mutable, inestable, en el que el axioma es conocido de sobra por todos: si tu veredicto llega antes de la conclusión, lo más seguro es que sea equivocado. Por ejemplo, esta noche, en el remozado Anoeta, tras ver la primera media hora, mucha gente pensó que la Real Sociedad, con un gol de ventaja en el marcador, sumaría al término de los noventa minutos su tercera victoria de la competición porque hay encuentros que se dibujan según la ley que nos marca el tiempo: con el paso de los minutos, los espacios aumentan en el terreno de juego y llega la usual sentencia, más si cabe si el que va por delante en el luminoso es el conjunto que ejerce como local. Sin embargo, esta noche, al descanso en Anoeta se llegó con un triunfo momentáneo de un Rayo Vallecano que pareció definitivo durante buena parte de la segunda mitad pero que se convirtió en empate a su término. La explicación más posible es también la más acertada, pese a ser etérea, sutil, algo vaga: el fútbol, por naturaleza, es mudable.

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