El cementerio de los elefantes


Sendos accidentes mortales truncaron la trayectoria deportiva de Ayrton Senna y Drazen Petrovic, dos de los mayores íconos de la historia del deporte

Cuando Ryszard Kapuscinski estaba internado en un hospital ugandés de Kampala víctima de una malaria cerebral, tal y como él mismo escribió después en Ébano, el doctor Patel le narra la razón por la que no existen en África cementerios de elefantes, el mamífero paquidermo al que en el pasado nadie podía vencer en el mundo animal y que únicamente moría de muerte natural. “Ésta solía producirse al ponerse el sol, cuando los elefantes acudían a sus abrevaderos. Se detenían en la orilla de un lago o de un río, alargaban las trompas, las sumergían en el agua y bebían. Pero llegaba el momento en que un elefante viejo y cansado ya no podía levantar la trompa y para saciar la sed tenía que adentrarse en el lago cada vez más. Y también cada vez más, sus patas se hundían en el légamo. El lago lo succionaba, lo atraía a sus insondables profundidades”, explica en su libro el fallecido periodista polaco. Y añade: “Y es ahí ­-concluyó el doctor Patel-, en el fondo de nuestros lagos, donde se encuentran los cementerios de los elefantes”. Y es ahí, precisamente, en el fondo de algún lago africano, donde posiblemente se encuentren dos de los mayores reyes de la selva del deporte, dos elefantes que deberían haber muerto de viejos y cansados, yendo a beber agua al lago, pero que se toparon con sendos accidentes mortales que acabaron con su vida antes de tiempo. Se llamaban Ayrton Senna y Drazen Petrovic. Y no hay nadie en este mundo que no conozca sus éxitos. Unos éxitos que un día, de improvisto, se terminaron definitivamente para trasladarse a la imperecedera categoría de mitos y leyendas.

Si queréis leer el reportaje completo, publicado en la revista As Color, número 252, de Diario As, podéis hacerlo en el siguiente enlace:


Y también en la página web de As:

http://baloncesto.as.com/baloncesto/2017/03/28/acb/1490708189_563659.html

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