El clásico de Europa


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“Yo lo único que puedo decir es que me maldigo, maldigo ese comportamiento tan irracional, que lo había domado, lo había tratado de educar durante algunos años, pero que hoy ha salido otra vez. Lo siento”. Las declaraciones que encabezan este texto corresponden a Juan Gómez ‘Juanito’, el ídolo del madridismo, nada más finalizar un encuentro en el que había sido expulsado (y, luego, sancionado ejemplarmente por la UEFA) tras pisar en la cabeza a Lothar Matthäus, después de una escalofriante entrada del medio alemán a Chendo, en la ida de las semifinales de la Copa de Europa del año 1987. El Bayern de Munich había ganado ese partido por 4-1 y llegaba al choque de vuelta con una clara renta para pasar a la final. Un encuentro de vuelta que terminó con los muniqueses clasificados (1-0 ganó el Real Madrid) y que se disputó en el Santiago Bernabéu, el campo en el que había comenzado once años atrás la mayor rivalidad balompédica que se conoce entre dos equipos en la máxima competición continental, el clásico futbolístico de Europa.

Fue el 31 de marzo de 1976. Real Madrid y Bayern de Munich se encontraban en Chamartín por primera vez en una eliminatoria de Copa de Europa en unas semifinales que enfrentaban al gran dominador de los primeros años de la competición y a su máximo exponente en aquella época. El encuentro terminó con 1-1, pero ese resultado esconde el prólogo de una rivalidad arraigada, que cada año que pasa cuenta con más razones para perpetuarse en el tiempo. Primero, Roberto Martínez se fracturó la nariz tras un choque con Sepp Maier. Después, un aficionado, que ha pasado a la historia con el sobrenombre de ‘El loco del Bernabéu’, intentó pegar al árbitro del encuentro, el austriaco Linemayer, y a Gerd ‘Torpedo’ Müller, el ariete visitante. En la vuelta venció el Bayern (2-0) para inaugurar su condición de ‘bestia negra’ de los madridistas y se metió en la final camino de su tercer título consecutivo, pero ya nada volvería a ser como antes en el fútbol europeo. Desde entonces, los Real Madrid-Bayern trascienden a lo que pasa en el terreno de juego y se llenan de declaraciones polémicas. Ya sea en partidos oficiales o en partidos amistosos: el 5 de agosto de 1980 el Bayern, que ya había empezado su competición liguera, venció a los blancos por 9-1 en un partido de pretemporada. Al año siguiente, Rummenigge fue expulsado en el Trofeo Bernabéu por dedicar gestos obscenos al público merengue. Todos los jugadores muniqueses terminaron retirándose del campo en ese encuentro. La rivalidad entre el cuadro madridista y el de Baviera encontró una muesca más para defender su tesis fundacional.

Aunque en 1988 ambos equipos se volvieron a encontrar en los cuartos de final de la Copa de Europa (el Madrid eliminó por primera vez en su historia al Bayern tras caer 3-2 en Munich después de ir perdiendo 3-0 y vencer 2-0 en el Bernabéu), el clásico de Europa llegó a su auge en el inicio del siglo XXI. Se sucedieron los partidos, las eliminatorias, las declaraciones y las polémicas. En el año 2000, los alemanes golearon a los blancos en los dos partidos de la liguilla de octavos (2-4 y 4-1), pero los madridistas se vengaron en semifinales: vencieron 2-0 en su campo y un gol de Anelka (2-1) les clasificó para la final en la que ganarían su octava Copa de Europa ante el Valencia. Un año más tarde, también en semifinales, Elber, el máximo goleador de estos duelos con 4 tantos, uno más que el citado Müller y Raúl; lideró a su equipo con sendas victorias mínimas en el Bernabéu (0-1) y Munich (2-1).

En el 2002, por tercera vez en tres años, el Real Madrid y el Bayern volvieron a encontrarse en la máxima competición continental, esta vez en cuartos de final y con los blancos como ganadores tras un 2-0 en la vuelta disputada en su campo que superó su derrota por 2-1 en la ida. Su serie en octavos de final de la temporada 2003/2004 (pasó el Real Madrid tras empatar a 1 en Munich y vencer 1-0 en el Bernabéu) cerró su cuarta eliminatoria en cinco años que son más recordados entre el público por los enfrentamientos dialécticos ocurridos fuera del terreno de juego. “Ellos no son nada del otro mundo. En el primer tiempo dominaron pero se dedicaron a hacer taquitos y no fueron realmente imponentes. En el segundo tiempo mostramos que si se les presiona se cagan en los pantalones”, comentó Hasan Salihamidzic después del encuentro de ida de la campaña 2001/2002. “Graban anuncios, se exhiben, pero no juegan al fútbol, no me meterán dos goles en la vuelta”, le acompañó Oliver Kahn, uno de los máximos rivales de los madridistas, odiado por casi toda la afición blanca tras no querer intercambiarse la camiseta con Iker Casillas en un amistoso entre España y Alemania. “¡Les vamos a meter cinco goles a esos payasos!”, amenazó Claudio Pizarro en la eliminatoria de la temporada 2003/2004. Declaraciones que en su mayoría no encontraron su materialización dentro del terreno de juego, pero que sirven para contextualizar la rivalidad entre dos de los clubes más laureados del mundo.

Una rivalidad que todavía tiene más ejemplos gráficos en su historia reciente. En el año 2007, ambos conjuntos volvieron a enfrentarse en los octavos de final de la Champions League. En la ida, disputada en el Bernabéu, el Real Madrid venció por la mínima (3-2) en un choque en el que Van Bommel celebró su gol dedicando cortes de mangas al público madridista. El valor doble de los goles fuera de casa certificó el pase a cuartos del Bayern, que venció 2-1 (Maakay, a los diez segundos de partido, tuvo el honor de convertirse en el goleador más rápido de toda la historia de la Copa de Europa) en la vuelta. Ya en el 2012, el equipo muniqués también fue el vencedor del duelo particular, esta vez en semifinales. Un gol de Mario Gómez en el último minuto le dio el triunfo a los alemanes en la ida (2-1) y, pese a que el Madrid vencía por 2-0 a los quince minutos en la vuelta, la eliminatoria (2-1 en el Bernabéu) se decidió en los penalties. Todavía se recuerda en el mundo del fútbol las burlas a Sergio Ramos de Neuer, portero muniqués, tras el fallo del sevillano en el punto de los once metros.

Esas burlas son el último ejemplo de una rivalidad de casi cuarenta años y que la próxima semana tendrá un nuevo capítulo en su particular libro de efemérides. Será en semifinales, por sexta vez en las diez eliminatorias en las que se han enfrentado, y en la máxima competición continental, una Copa de Europa que no se entiende sin madridistas y muniqueses. No en vano, el Real Madrid lidera la clasificación histórica de la Copa de Europa con 703 puntos, tras doce finales y 9 títulos. El Bayern, por su parte, no se queda atrás: el equipo alemán es el segundo en la clasificación histórica (539 puntos) después de diez finales y cinco títulos. Los de Baviera son, junto con el Benfica y la Juve, el conjunto que más finales continentales ha perdido, pero sin embargo sus estadísticas mejoran exponencialmente contra los madridistas: en un enfrentamiento que se ha producido hasta en veinte ocasiones (el más repetido de toda la Copa de Europa), el Bayern ha vencido en 11 partidos, por 2 empates y siete victorias blancas (además, los alemanes han marcado 33 tantos, mientras que los españoles han anotado 26 goles). Con un balance de cinco eliminatorias a favor de los muniqueses y de cuatro a favor de los madrileños, sus enfrentamientos también dejan lecturas interesantes estadísticamente a lo largo de cuatro décadas. Por ejemplo, la superioridad local: en 16 de los 20 partidos que han disputado venció el equipo local. O, también, que la condición de ‘bestia negra’ del Real Madrid que tiene el Bayern se sustenta en Munich, donde el conjunto madridista siempre ha caído derrotado a excepción del 1-1 del choque de vuelta de los octavos de final de la temporada 2003/2004. Por el contrario, las dos únicas victorias que se han visto a domicilio en estos encuentros siempre han sido del Bayern: el 2-4 de la liguilla de octavos del curso 1999/2000 y el 0-1 de la ida de las semifinales de la campaña 2000/2001. Además, y pese a su demostrada capacidad goleadora en las competiciones europeas, el conjunto blanco nunca ha conseguido hacerle más de tres goles a los alemanes en un partido.    

Y es que, en un duelo que ha visto también protagonistas intercambiando el color de sus camisetas (Heynckes ganó la Copa de Europa con ambas escuadras, mientras que Breitner, en los setenta, pasó del Bayern al Madrid y Robben, en la actualidad, dejó la elástica blanca para vestir la roja de los muniqueses), la semifinal de este año cuenta también con un nuevo acicate en esta añeja rivalidad: la presencia de Guardiola en el banquillo bávaro. De hecho, el exentrenador del FC Barcelona, el Sherlock Holmes perfecto para José ‘Moriarty’ Mourinho en su época madridista, únicamente ha cedido dos derrotas en los quince partidos en los que se ha enfrentado al cuadro de Concha Espina como entrenador. Una razón de peso más para añadir a un equipo con un excelente ramillete de jugadores (Thiago Alcántara, Ribery, Javi Martínez, Robben, Götze, Lahm, Thomas Müller, Alaba, Scheweinsteiger, Kroos y un larguísimo etcétera) que afronta la eliminatoria con un nuevo entorchado de la Bundesliga en sus vitrinas y el recuerdo del triplete cosechado la temporada pasada. Y un aval que vale más que cualquier estadística del pasado: sus exhibiciones dentro del terreno de juego.

Mientras, el Real Madrid, con la duda del estado físico de Cristiano Ronaldo, su jugador franquicia, y el ánimo al alza tras su reciente victoria ante el conjunto azulgrana en la final de la Copa del Rey, afronta la eliminatoria sin perder de vista la lucha por el título en el tramo final liguero y con una obligación histórica: su ansiada décima Copa de Europa. Un anhelo al que no se acerca desde que en la campaña 2001/2002 venciera al Bayer Leverkusen en su novena Copa de Europa. Doce años después, Carlo Ancelotti y su talentosa plantilla tienen de nuevo la oportunidad de poder regresar a la final de la máxima competición continental, pero para lograrlo tendrán que vencer al pasado. A su ‘bestia negra’, el Bayern. A su condición recurrente de perdedor en Munich. A un equipo que en las últimas temporadas ha demostrado ser el mejor de toda Europa. Al “yo irracional” del mito Juanito, cuyo espíritu estará presente la próxima semana en cada asiento del Santiago Bernabéu. El estadio en el que empezó todo. Hace ya muchos años.  

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