El mensaje


(Foto: http://www.marca.com/)

Unas declaraciones de Carlos Terrazas, por aquel entonces entrenador del Deportivo Guadalajara, me sirvieron en el mes de enero del año 2012 para escribir una columna de opinión en la que reflexionaba sobre la memoria, los mensajes y las polémicas en el mundo del fútbol. La titulé 'El mensaje', la publiqué en mi sección 'Deportista de sofá' en la página web del extinto Guadalajara Dosmil y su texto era éste:

Las redes sociales, en su misión de democratizar el pensamiento de los aficionados del Deportivo Guadalajara, dejaron un curioso fenómeno el pasado fin de semana. El viernes, después de que Carlos Terrazas mostrara sus genes de las ‘Siete Calles’ y dijera eso de “Este año nos vamos a salvar con la gorra”, se sucedieron en Facebook y Twitter los comentarios favorables al entrenador bilbaíno, al que incluso más de un aficionado no dudó en calificar como “Dios”. En cambio, el sábado, tras la severa derrota del equipo alcarreño en Almería, esas mismas redes sociales se llenaron con comentarios en los que se criticaba con vehemencia las palabras del día anterior del técnico de los morados, culpándole por haber hecho con esas declaraciones más daño que apoyo al equipo y vaticinando un peligroso camino por la permanencia de aquí al final de temporada tras tan valiente salida de tono.

Decía Sigmund Freud que “Uno es dueño de lo calla y esclavo de lo que habla” y la derrota de su equipo ante el conjunto almeriense aumentó sobremanera la repercusión de lo que dijo el viernes en rueda de prensa Carlos Terrazas. Lo que ese día era una magnífica declaración de un entrenador iluminado, gurú del deportivismo; al día siguiente se convirtió en un despropósito, unas palabras inadecuadas y desafiantes para la humanidad, tras el paso por el espejo de la realidad de una goleada en contra.

Sin duda, el intercambio de súbito de tales reacciones contradictorias solo se entiende en la visión cortoplacista que trae consigo el balompié actual, al igual que la mayoría de aristas del mundo en el siglo XXI. No gastaré más palabras escritas en la pantalla de un ordenador en tratar de hacer entender que mi pensamiento se adereza –o, por lo menos, se intenta aderezar– con visiones de futuro, ideas sosegadas y decisiones meditadas “hasta el infinito y más allá”, como se gritaba en esa película de dibujos animados.

Pero sí que gastaré más palabras escritas en posicionarme a favor del entrenador del Deportivo Guadalajara sin entrar a valorar el juego desplegado por los morados en Almería –soy consciente de que el conjunto alcarreño necesita mejorar, y mucho, lejos del Pedro Escartín; su gran debe en una notable temporada de debut en la Liga Adelante–, sino centrándome única y exclusivamente en las declaraciones que hizo el pasado viernes. Porque es evidente que todo el mundo tiende a quedarse con el titular, el elocuente “nos vamos a salvar con la gorra”; pero para mí la sustancia de las declaraciones de Terrazas están en otras palabras que también pronunció. Por un lado, el bilbaíno explicó la razón por la que creía que su equipo se iba a salvar “con la gorra”. “Mi intención no es molestar a nadie. Lo que sí puedo decir es que yo conozco a mi equipo, sé la dificultad que hay en la categoría, sé los puntos que tenemos, el rendimiento que han dado los jugadores y lo que pueden dar, y puedo decir que nos vamos a salvar con facilidad”, argumentó el de Bilbao. Por otro lado, Terrazas también dijo, para mí, una gran verdad de este moderno balompié. “La memoria es muy frágil en el fútbol”, sentenció el técnico deportivista.

Y, precisamente, mi defensa de Terrazas en esta controversia se centra en ese aspecto, la fragilidad que acompaña a la memoria en el balompié en la actualidad. Porque cuando el entrenador bilbaíno llegó al Deportivo Guadalajara en la pasada temporada en Segunda B y dijo aquello de “El objetivo es el ascenso, no jugar el play-off”, no recuerdo a nadie que dijera que esas palabras del técnico con el gen de las ‘Siete Calles’ fueran malsonantes ni desafiantes para todos aquellos equipos que tenían que luchar con los deportivistas por conseguir el ascenso a la Liga Adelante, más incluso que los que tienen que luchar este año con el cuadro alcarreño por la permanencia. Terrazas llegó, dijo lo que pensaba y meses después, por suerte para el deporte provincial, sus palabras se cumplieron en Anduva. Ahora, el pasado viernes, Terrazas llegó a la rueda de prensa, dijo lo que piensa en realidad y ya veremos dentro de unos meses si se cumple o no.

Yo, ya me adelanté al entrenador del Depor hace dos martes en esta sección, creo que sus palabras se van a cumplir seguro; pero lo que todavía tengo más claro es que el propio Terrazas cree firmemente en sus citadas palabras y que por eso las dijo el viernes pasado en rueda de prensa. Y, lo que todavía es más importante, lo que sí que tengo meridianamente claro es que, olvidándome de la sonoridad del titular, en su comparecencia de casi 20 minutos, Terrazas explicó las razones por las que se atrevía a lanzar esa sentencia. Esa es la verdadera historia de lo que pasó, no el titular. Pero el fútbol se nutre en la actualidad de polémica y mensajes con sonoridad. Y tampoco goza de buena memoria. Por desgracia.

Comentarios