(Foto: http://www.gurusblog.com/)
Os dejo un texto que he escrito hoy para la etiqueta Siempre Quise Ser Derek Redmond. Es sobre fútbol:
Para todos aquellos que aman el olor a hierba recién pisada
en una oscura y gélida tarde de niebla invernal el partido de fútbol acaba
cuando el árbitro pita su final. El agua caliente de la ducha relaja los músculos
tensionados por el esfuerzo y el viento se lleva de las gradas ese característico
olor a humo de puro que ya no regresará hasta dentro de quince días.
Todas las voces están rotas por la afonía y el cuerpo, en
proceso de hipotermia, no entra en calor hasta que la gente acompaña con
cerveza su intercambio de opiniones. Los más pequeños sueñan entre sábanas de
ilusión con romper redes con sus esféricos tras materializar el remate inimaginable.
El resto, todos aquellos a los que la edad ya está derrotando a su inocencia, mezclan
risas y llantos según fue el orden numérico de los dos equipos en el
marcador definitivo.
Su semana fue complicada, posiblemente una verdadera mierda,
pero durante dos horas nada importó más allá de ese vetusto recinto de cemento.
Cada pase, cada entrada, cada regate, cada gol vino precedido de un suspiro, de
esos segundos eternos en los que contienes la respiración antes de desatar
cualquier locura irracional, la que no atiende a ningún proceso objetivado en
la genética. Solo vale el gol. Solo vale una parada. Solo vale aquel penalti en
el descuento que es capaz de voltear el ánimo comunal de una generación
universal deprimida por culpa de la crisis.
Para todos aquellos que aman el olor a hierba recién pisada
en una oscura y gélida tarde de niebla invernal el partido de fútbol acaba
cuando el árbitro pita su final. Lo que ocurre antes y después es pura falacia
propagandística. Porque las palabras del fútbol se encuentran en las botas de Gigi
Meroni y Bobby Moore. De Roberto Baggio y George Best. De Sócrates y Zidane. De
Ryan Giggs y el Mágico González. De Enzo Francescoli y Carlos Lapetra. De
Bochini y Cristiano Lucarelli.
De Messi, Iniesta, Xavi, Cesc, Cristiano Ronaldo, Ozil,
Benzema o Di María.
No lo olviden nunca. Sobre todo, hoy.
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