Ez uko, Carlos Terrazas



(Foto: Yohana Agudo/http://www.esedosuno.com/carlos-terrazas-guadalajara-es-una-ciudad-un-poco-pesimista/)

En mi vida he hablado con Carlos Terrazas. Evidentemente, cuando coincidimos en una sala de prensa mostramos nuestra educación y nos decimos "hola" y "adiós", un acto que hemos repetido siempre en las entrevistas presenciales (una, creo recordar) que le he tenido que hacer por mi trabajo, aquella vez que estuvimos los dos como ponentes en una charla sobre el CD Guadalajara en el Casino de la Calle Mayor o cuando nos hemos visto paseando por las calles de la capital provincial (pocas, una o ninguna, la verdad). Un simple "hola" y un simple "adiós", sin ni siquiera detenernos a intercambiar cualquier conversación banal sobre el tiempo o lo que pusieron el día anterior por cualquier canal de televisión. De hecho, si lo pienso más detenidamente, creo que la única vez que hemos ido más allá de esos "hola" y "adiós" fue una vez la temporada pasada antes de una rueda de prensa, mientras que ponía mi grabadora a grabar, en la que le dije "¡Cómo está su Athletic, míster!" o algo así después de una goleada europea del equipo de Bielsa. Y, con sinceridad, creo que ni me contestó, que simplemente se rió. Por ello, puedo declarar sin miedo a equivocarme, que la frase que voy a poner a continuación, en mi peor euskera posible y quizá hasta con un significado diferente al que yo creo en realidad que tiene, es la primera frase que le voy a decir en mi vida más allá de los saludos a los que me siento obligado por educación. "Ez uko, Carlos Terrazas". Esa es la frase. "No dimita, Carlos Terrazas", en castellano y para que todo el mundo la entienda, que tampoco creo que tenga mucho lector que sepa euskera.


Supongo que después de la afirmación que acabo de realizar, los lectores de este espacio querrán saber los motivos por los que me atrevo a hacer dicha sentencia. Me parece lo justo. Así que me olvido completamente de mi opinión como persona sobre Carlos Terrazas, que podría sorprender a mucha gente si la hiciera pública, y me centro completamente en mi análisis como periodista partiendo de una máxima que tengo desde que empecé a ejercer esta profesión: trabajo de periodista, intento hacer mi trabajo lo mejor posible y no trabajo para hacer nuevos amigos en todo lo referente a mi trabajo y el mundo del deporte. Por suerte, tengo buenos amigos desde que era pequeño, he ido añadiendo nuevos amigos según fui creciendo y no necesito hacer más amigos. Cuando tengo que abandonar la información y entrar en el género de la opinión, digo lo que pienso e intento ser consecuente conmigo mismo y objetivizar esos pensamientos con razones. Por lo tanto, empezaré a explicar la anterior sentencia con un pensamiento que he dicho en público a cualquier persona con la que ha surgido una conversación espontánea sobre el Deportivo Guadalajara, la última el pasado jueves: en el hipotético caso de que yo fuera el presidente del club morado, algo que os aseguro nunca va a suceder, no echaría a Carlos Terrazas ni aunque el equipo deportivista bajara de nuevo a Segunda División B. Y lo digo como periodista.

Después de lo que acabo de decir, y para todos aquellos lectores que no han dejado de leer el post tras ese sinsentido (al menos, visto desde la perspectiva del balompié nacional, no desde el anglosajón), sigo mostrando mis pensamientos al respecto en voz alta hasta que llegue al final de mi alegato bloggero. Sinceramente, a mí Carlos Terrazas como persona, y sin querer faltar al respeto a nadie, me da absolutamente igual. Ni le conozco, ni quiero conocerle. Me importa un comino si le gusta el café con leche, si ve películas de Truffaut o si sale a hacer jogging todas las mañanas. La verdad es que me trae sin cuidado. A mí lo único que me importa de Carlos Terrazas es su faceta de entrenador y Carlos Terrazas no me disgusta como entrenador. Me parece un técnico con muchas virtudes y muchos defectos, como absolutamente todos los entrenadores que he conocido a lo largo de mi vida. Creo que es un entrenador con algunos aspectos de buen entrenador y con otros aspectos de mal entrenador, como absolutamente todos los entrenadores que he conocido a lo largo de mi vida; pero tiene una serie de aspectos como entrenador que me llevan a decir lo que he dicho antes. Principalmente, tres:

1. Es un técnico exigente: Sitúa la defensa, sobre todo en casa, casi en la línea del centro del campo e inicia su filosofía balompédica desde una incansable primera línea de presión. Sus jugadores tienen que darlo todo en el campo: tienen que ser capaces de cubrir los espacios vacíos en el movimiento defensivo y llegar en segundas oleadas en las acciones ofensivas. Jugar un partido con ese sistema de juego debe ser para un jugador al final de los noventa minutos como correr una media maratón. Carlos Terrazas exige mucho a sus futbolistas y con su sistema se magnifican las carencias de sus futbolistas. Prueben alguna vez a jugar como único pivote defensivo en el sistema del entrenador bilbaíno y posiblemente acaben con la sensación de que son peores futbolistas de lo que en realidad son. La exigencia es el camino. Y el fin.

2. Es un técnico valiente: Puede parecerlo, pero es probable que yo no esté loco. Como todos, sé que el Deportivo Guadalajara no es un equipo grande de la Liga Adelante y, teniendo una visión genérica, hasta yo puedo creer que al equipo alcarreño le iría mejor en cuanto a resultados apostando por jugar como un equipo pequeño, replegarse, situar el típico doble pivote y buscar el juego directo y los contraataques. Pero, con toda la sinceridad del mundo, me encanta que el Deportivo Guadalajara juegue con un esquema de equipo grande aunque no lo sea. Me encanta que Carlos Terrazas adelante su defensa, sitúe a un único pivote defensivo y llegue con muchos jugadores a la línea de tres cuartos. Siendo consciente, y lo que ha ocurrido hasta el momento lo demuestra, de que ese esquema es una invitación a los equipos contrarios a utilizar la velocidad arriba tras pérdida para remontar resultados adversos, me da absolutamente igual. Me encanta la valentía, me encanta la ambición en el fútbol. Me encanta que un equipo apueste por el fútbol, por jugar como un equipo grande, aunque no lo sea.

3. Es un técnico de club: La verdad, esto del fútbol puede llegar a ser muy sencillo: fichas a cuatro brasileños, tres argentinos, dos alemanes, un uruguayo y otro francés, creas una deuda de 100 millones de euros, que luego Hacienda no te va a exigir que la pagues hasta el año 2050 o asi; y tienes muchas más posibilidades de ascender a Primera División y llegar a jugar competiciones europeas. En España tenemos decenas de ejemplos como esos en las últimas décadas. De hecho, lo realmente complicado es alcanzar la Primera División sin hipotecar el futuro. Es decir, lo realmente complicado es que un entrenador mire primero por su club en vez de por sí mismo, que acepte no entrar en el juego de los representantes y sus comisiones, que acepte no pagar dinero por traspasos, que acepte mirar a jugadores de categorías más inferiores a la suya en vez de mirar a jugadores de categorías más superiores, que acepte tener plantillas cortas y poder ahorrar dinero por si se tienen que hacer fichajes en un futuro que sean totalmente necesarios, que acepte que todos los objetivos, ambiciosos o no, tengan que conseguirse gastando siempre menos de lo que esté presupuestado. Eso es lo realmente complicado en el mundo del fútbol y Carlos Terrazas ha aceptado que eso sea así en el Deportivo Guadalajara.

Yo creo desde hace ya muchos años que el único camino hacia el éxito deportivo en el mundo del fútbol es ese: luchar contra el régimen establecido por los representantes y no gastar nunca lo que no se tiene. Me da igual si el camino es así más largo. Me da igual si para alcanzar la cima hay que bajar y subir varias veces. Me da igual incluso si nunca se llega a alcanzar la cima. Lo único que me importa es que nunca vea al club de fútbol más representativo de Guadalajara desaparecer por culpa de haber hipotecado su futuro y haberse endeudado para poder permanecer en la Liga de Fútbol Profesional. Por eso, sobre todo por eso, Ez uko, Carlos Terrazas. Y le aseguro que probablemente nunca le diga ninguna frase más en mi vida.

PD: Esta es la opinión de un simple periodista. Habrá gente que esté de acuerdo con ella y gente que no. Me parece lo correcto. Nunca fui de los que se preocupan por tener siempre la razón. Puedo estar equivocado. Y puedo no estarlo. A mí me da igual.

PD2: Me dice el fotógrafo Óscar de Marcos, de Bergara (Guipúzcoa), que debería haber empleado mejor "Ez dimititu". Ya dije que "Ez uko" seguro que no tenía el significado que le quería dar yo.

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