El legado del pionero


Dick Fosbury se alzó con la medalla de oro en México 1968, pero pasó a la historia por iniciar una nueva técnica de salto, el Fosbury Flop

Hay una escena mítica en la película Bande à part, de Jean-Luc Godard, que sirve para que nos preguntemos: ¿qué es lo que se siente cuando alguien hace algo (histórico, trascendente, relevante, sustancial, apoteósico, original, atrevido) por primera vez? Se trata, evidentemente, de Odile, Franz y Arthur (los personajes interpretados por Anna Karina, Sami Frey y Claude Brasseur) corriendo por el Museo del Louvre para tratar de batir el récord de nueve minutos y cuarenta y cinco segundos de tiempo mínimo para recorrer todo el mastodóntico museo parisino que un norteamericano de San Francisco había establecido en una visita anterior. Ante el motivo de esa escena, las dudas son razonables y las preguntas surgen de forma instantánea. Primero, ¿qué se le pasó por la cabeza de repente a ese norteamericano de San Francisco para empezar a correr por el Museo del Louvre? Y, segundo, ¿qué sintió cuando estaba en la puerta de salida y descubrió que había recorrido todo el museo parisino en menos de diez minutos? ¿Éxtasis? ¿Júbilo? ¿Solemnidad? ¿Responsabilidad?

Si queréis leer el texto completo, publicado en la página web www.alacontra.es, podéis hacerlo en el siguiente enlace:

https://alacontra.elindependiente.com/dick-fosbury/

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