La exigencia paternal de tener éxito en el deporte


Algunas de las estrellas mundiales de la historia cuentan con el mismo patrón desde pequeños: la obsesión de sus padres con que sus hijos se conviertan en grandes campeones

La imagen es recurrente para todos aquellos que alguna vez han trabajado en un club deportivo: mientras los niños de las escuelas de 7, 8 o 9 años practican deporte con otros niños de su edad, sus padres les contemplan en la grada. Algunos de ellos les animan y les aplauden, otros permanecen en silencio y charlan con otros padres, pero siempre hay algún caso de padres que gritan a sus hijos, les hacen correcciones o insultan a rivales, entrenadores y árbitros. Pepu Hernández, todo un exseleccionador nacional de baloncesto campeón del mundo, lo explicó muy bien hace unos meses en una noticia de Ignacio Pato en www.playgroundmag.net. “He visto padres tomando estadísticas de su hijo en los entrenamientos. Y padres que al llevar al chaval a casa le dicen ‘pues Fulanito no te ha pasado el balón en el entrenamiento”, manifestó el exentrenador del Estudiantes. Y continuó: “A algún padre he tenido que decirle ‘no vengas más al entrenamiento. Deja a tu hijo en paz”. Dicha situación, a medio camino entre el deporte y la educación en sí, genera en multitud de ocasiones frustración para niños que no entienden la competitividad y exigencia de sus padres cuando ellos lo único que quieren es divertirse con sus amigos y finalmente tienen un efecto devastador: esos niños terminan odiando el deporte por culpa de sus padres, sumamente preocupados de que sus hijos consigan realizar los sueños que ellos nunca pudieron realizar y lleguen a ser deportistas profesionales. Y, precisamente, entre los deportistas profesionales, entre los grandes campeones, también encontramos padres que cumplen perfectamente con esta descripción.

Si queréis leer el reportaje completo, publicado en la revista As Color, número 225, de Diario As, podéis hacerlo en el siguiente enlace:

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